sábado, 25 de mayo de 2013

El discípulo en la India

Ésta se inicia con la emigración de los pueblos arios desde las estepas de Asia central a las orillas de los ríos Indo y Ganges, en torno al año 2.000 a. C. Es en estos momentos cuando se forma la sociedad de castas que pervive en la actualidad: los brahmanes o sacerdotes en la cúspide, los kchatrias o guerreros a continuación, los vanysias que engloban a los artesanos, comerciantes y campesinos, y en la base, los sudras o siervos; excluidos, queda la casta de los parias, los intocables.
La religión hinduista impregna la educación. El maestro, gurú, instruye, inicia y guía al discípulo en su formación espiritual. Solo pueden acceder a la docencia del gurú los miembros de las tres clases superiores -los siervos o sudras así como los parias quedan fuera-. El discípulo, sisya, debe reunir además de la condición social, unas cualidades físicas, mentales, morales y espirituales. Con la ceremonia del "Upunayana" inicia los estudios; simboliza el nacimiento espiritual del alumno, quien recibe de su gurú un mantra o fórmula sagrada. Durante años buscará el conocimiento a través de la verdad que le transmite el maestro, se dedicará a la reflexión y a la meditación yóguica.
Los contenidos que se estudian provienen de un doble canon literario, uno en lengua sánscrita, el védico, y otro en lengua pali, el budista. El primero está formado por los libros sagrados llamados "sruti": los Vedas, Brahmanas, Aranyakas y Upanishads; les siguen los "smriti" que tratan temas de astronomía, gramática, matemáticas, historia y derecho; todos ellos en forma de aforismos, proverbios y máximas senténciales. El alumno debe memorizar los y reflexionar sobre la exégesis que el guru imparte, cuya autoridad intelectual está fuera de cualquier duda; el discípulo debe venerar a su maestro.
El objetivo fundamental de la educación es la liberación de la ignorancia. Se pretende educar al varón en la obediencia, el respeto a los padres y la piedad hacia los dioses

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